martes, 12 de agosto de 2008

Por qué lo llaman sexo



El tiempo en que las tiendas conocidas como 'sex shops' se ocultaban tras una puerta cerrada o una cortina oscura ha pasado. Ahora surge otra generación de establecimientos que evitan la pornografía y se centran en el lado más juguetón de la sexualidad. Se llaman 'tiendas del amor'

Cuando alguien nombra un sex shop, uno tiende a imaginarse una tienda de ambiente sórdido, oculta tras una puerta siempre cerrada y llena de pornografía. Pero la cosa está cambiando. Nuestras ciudades, como las del resto de Europa, comienzan a acoger un nuevo tipo de establecimiento, dotado de una estética totalmente distinta, que evita los vídeos o revistas y que se centra en lado más intelectual y juguetón de la sexualidad. La nuestra se autodenomina tienda del amor (loveshop.
En la calle San Agustín de La Laguna, muy cerca del Consejo Consultivo y a unos doscientos metros del Obispado de Tenerife montamos la primera. Se llama Momentos, y la verdad es que, a primera vista, parece más una tetería glamurosa que otra cosa: el diseño del interior ha sido cuidado hasta el más mínimo detalle. De hecho, su estancia principal está ocupada por artículos que jamás harían pensar a nadie que ese lugar está dedicado al erotismo: velas aromáticas que al derretirse se convierten en aceite para masajes, jabones y libros, entre otras muchas cosas.
Pese a todo, antes de abrir la tienda, muchos creyeron que este negocio sería un fracaso. Luis, Carlos y Cristina, los propietarios, tuvieron que escuchar varios avisos de amigos que consideraban que una tienda del amor no prosperaría en La Laguna. "Nos asustaron poco antes de la inauguración. Nos decían que esta zona es muy conservadora, que en general La Laguna lo es. Pero la gente ha respondido muy bien. Muchos vecinos se han pasado para comprar algo", explica Luis, encargado del asesoramiento directo al cliente. Dentro de poco cumplirán un año de existencia y la cosa va viento en popa.
Han querido romper con la idea tradicional de la sex shop. Para ello, han evitado reproducir su estética, creando un ambiente mucho más agradable. Han prescindido de las revistas y vídeos pornográficos, así como de los artículos que no cumplen unos mínimos requisitos de calidad. "Es una tienda relacionada con el amor, con el erotismo. Queremos que la gente se sienta cómoda al entrar y que luego encuentre productos de calidad".
¿Cuál es el perfil medio del cliente de Momentos? Pues según nos explican es mujer, de entre 25 y 40 años, nivel cultural y poder adquisitivo medio-altos. "El público femenino es el que más nos visita, aunque se empiezan a animar los hombres", explica Luis.
¿Cuáles son los artículos más demandados? Sin ninguna duda, los juguetes eróticos. Por lo visto, las bolas chinas causan furor, sobre todo a raíz de algunas recomendaciones médicas para el fortalecimiento de zona pélvica femenina. De todas formas, están seguidas muy de cerca por los vibradores. En el caso de estos artilugios, sucede una cosa muy curiosa: el más reclamado y vendido es, precisamente, el favorito de las chicas de la serie Sexo en Nueva York, llamado Rabbit. "Las series de televisión cada vez muestran más estos artículos de forma abierta y normalizada, y eso se nota a la hora de las preferencias de la gente", relata Luis. No en vano, lo piden así, como el vibrador favorito de Samantha.
Creen que el concepto de este tipo de establecimiento ha cambiado, que la sociedad llevaba tiempo reclamando una alternativa. Sin embargo, Luis reconoce que últimamente han abierto muchos negocios que en apariencia siguen esta nueva estética, aunque luego ofrecen más de lo mismo. "Dan productos de plástico barato, son como un todo a 150 del sexo". Aquí aseguran que no van en esa línea. Es más, tienen en sus vitrinas algunos artículos de lujo, como un vibrador que se activa al ritmo de tu iPod o cuando recibes una llamada en el teléfono móvil; consoladores de cristal; o una bola negra ideada para el placer en pareja. Muchos de ellos superan los cien euros.
Por si alguien no se atrevía a visitar el establecimiento, abrieron de forma paralela a su tienda física otra en internet. Allí se puede comprar con discrección (envían los pedidos a casa) o bien consultar el catálogo para luego adquirir lo deseado en persona. Si es que han pensado en todo.

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