
Han pasado muchos años y aún hoy algunos se preguntan si es necesario todo esto, carrozas, disfraces, exhibición, plumas, color… , alardear de una sexualidad por la que se sigue castigando y matando a muchas personas en el mundo. La respuesta a poco que nos pongamos en situación se impone afirmativa. Hoy día siguen existiendo muchos prejuicios, odio y desprecio.
Cada día se normaliza más la diversidad sexual, cada vez como si de un árbol que se ramifica se tratase, más y más personas conocen la situación real de homosexuales, sus anhelos, sus sueños, sus pensamientos y sentimientos. Cada día muchos se preguntan por que hemos sido tan inmaduros, inflexibles, prejuiciosos con éste tema, y cada vez la respuesta es más clara y consensuada, falta de perspectiva. Hay que ponerse en el lugar de los demás, hay que pensar con respeto, hay que madurar y todo este odio a lo desconocido, a lo diferente, sólo forma parte de la incultura, de la soberbia, en muchas ocasiones incluso por miedo a afrontar los propios sentimientos, de no querer pensar que en definitiva respetar y pensar es lo que nos diferencia de los animales.
Argumentos en contra hay muchos. Unos aluden a Dios, proclamándose ellos mismos como portadores de su palabra, saltándose a la torera uno de los principios de sus propias creencias, la humildad y el respeto al prójimo. Con total convicción sacan todo su fanatismo absurdo para luchar contra algo que pertenece a la naturaleza misma del hombre. Otros en cambio con argumentos más simplones aún, aluden por ejemplo a la lógica de la ingeniería del cuerpo humano, con absurdas leyes de conductos de salida y de entrada e intentan explicar que entre los homosexuales no parece según ellos existir una compatibilidad, vamos que la boca por ejemplo es correcto utilizarla como vía de entrada, para comer pero para besar no está contemplado en el “libro de instrucciones” de estas mentes “privilegiadas”.
Como estos ejemplos tenemos muchos más ejemplos que sería absurdo enumerar, pero si creo que es interesante remarcar que casi siempre detrás de un actitud de odio, rabia e intolerancia se esconde mucha represión, incultura y sentimientos encontrados.
Sobre si las manifestaciones son muy folclóricas y poco representativas del total del colectivo gay creo que también se esconde un poco de homofobia incluso por parte de muchos homosexuales. Vamos que si sale un señor respetable, bien vestido y sin amaneramiento a la manifestación es políticamente correcto pero si tiene pluma y se viste de manera llamativa es una loca que intenta hundir la imagen de normalidad del colectivo. Aquí creo que nos equivocamos, lo que hay que hacer es recordarle a los medios de comunicación que no sólo saquen la nota llamativa y anecdótica de color y que recuerden lo diverso que es este colectivo. Que hay autenticas reinas pero que también hay reyes , que hay policías, bomberos, azafatas, abogados, doctores, curas y un largo etcétera de personas homosexuales y que todos se merecen el máximo respeto, tenga o no tenga pluma, sea o no sea políticamente correcto. Esta manifestación y éste día tiene que ser alegre por que de eso se trata, de una fiesta a favor del respeto, de las libertad de cada uno, de la diversidad y del amor.
Por último me gustaría comentar algo que escuche en boca de un supuesto heterosexual que se sentía con el deber de hacer una manifestación de heterosexuales para reivindicar su sexualidad como respuesta al, según él,“absurdo” día del orgullo gay. Esto es el ejemplo claro de por qué es tan importante seguir manifestándose los 28 de junio.
Es muy importante hacer entender a estas personas que son intolerantes y que la heterosexualidad no está siendo castigada, perseguida, coartada y ridiculizada en ningún lugar del mundo y que por tanto no necesita reivindicarse y que la homosexualidad lamentablemente sí.
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